Cartas desde Irlanda

Nunca pensé que me apuntaría al programa au-pair, que si lo hacía y me seleccionaban, a la larga iba a echarme hacia atrás. Pues bien, el lunes era el gran día, tocaba coger un avión (la primera vez que montaba en avión) hacia Dublín. Gracias a dios conocí a gente muy maja antes de subirme y la verdad que fui relajadísima, bastantes turbulencias en las que me asusté, pero es normal.

Tenía más miedo de volar que de llegar y no entenderme con nadie gracias a mi perfectísimo inglés. Nada más llegar a Dublín fuimos a por las maletas el grupito de amigos/as que hice y bueno, en la salida ya a cada uno nos venían a buscar nuestras respectivas familias. La verdad es que estaba muy nerviosa, pero fue increíble el recibimiento, un gran abrazo que hizo que a lo largo de la tarde ya comenzara a sentirme parte de la familia.

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